Monólogo de Isabel

(Sale ISABEL, como llorando.)
ISABEL. 
¡Nunca amanezca a mis ojos
la luz hermosa del día,
                 porque a su sombra no tenga        1790
vergüenza yo de mí misma.
¡Oh, tú, de tantas estrellas
primavera fugitiva,
no des lugar a la aurora,
                    que tu azul campaña pisa,             1795
para que con risa y llanto
borre tu apacible vista,
o ya que ha de ser, que sea
con llanto, mas no con risa!
¡Detente, oh mayor planeta, 1800
más tiempo en la espuma fría
del mar! Deja que una vez
dilate la noche fría
su trémulo imperio; deja
                     que de tu deidad se diga,                1805
atenta a mis ruegos, que es
voluntaria y no precisa.
¿Para qué quieres salir
a ver en la historia mía
la más enorme maldad, 1810
la más fiera tiranía,
que en vergüenza de los hombres
quiere el cielo que se escriba?
Mas, ay de mí!, que parece
que es fiera tu tiranía; 1815
pues desde que te rogué
que te detuvieses, miran
mis ojos tu faz hermosa
descollarse por encima
de los montes. Ay de mí, 1820
que acosada y perseguida
de tantas penas, de tantas
ansias, de tantas impías
fortunas, contra mi honor
se han conjurado tus iras. 1825
¿Qué he de hacer? ¿Dónde he de ir?
Si a mi casa determinan
volver mis erradas plantas,
será dar nueva mancilla
a un anciano padre mío, 1830
que otro bien, otra alegría
no tuvo, sino mirarse
en la clara luna limpia
de mi honor, que hoy, ¡desdichado!,
tan torpe mancha le eclipsa. 1835
Si dejo, por su respeto
y mi temor afligida,
de volver a casa, dejo
abierto el paso a que digan
que fui cómplice en mi infamia; 1840
y ciega e inadvertida
vengo a hacer de la inocencia
acreedora a la malicia.
¡Qué mal hice, qué mal hice
de escaparme fugitiva 1845
de mi hermano! ¿No valiera
más que su cólera altiva
me diera la muerte, cuando
llegó a ver la suerte mía?
Llamarle quiero, que vuelva 1850
con saña más vengativa
y me dé muerte; confusas
voces el eco repita,
diciendo.

ANÁLISIS
El tema es la deshonra que sufre Isabel y las consecuencias que suponía en el Siglo de Oro, es decir, una profunda tristeza, siendo capaz de morirse.

El argumento de esta parte es la queja de Isabel, haciendo alusiones a la naturaleza, donde muestra con ansia que el tiempo se pare y no pase a existir un nuevo día, puesto que no sabe qué debe hacer tras la pérdida de su deshonra, donde llega a plantearse su muerte, ya que la ve como la única opción posible.

Este fragmento pertenece a la última jornada de la obra, exactamente, al principio.

Es muy importante para la obra debido a su tratamiento del tema de la honra, concretamente de la deshonra, así como que es el núcleo de la obra, en la cual, todo gira en torno a esta parte.










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